Predecibles

Este domingo, tras otra derrota de último segundo, ahora de visita, a manos de los Dallas Cowboys, tus Cincinnati Bengals se convirtieron en el único equipo en la era del Súper Tazón en iniciar una temporada 0-2 tras ser favoritos por siete puntos o más en ambos encuentros, de acuerdo a Ben Baby de ESPN. 



Y es que el accionar del equipo felino ha sido muy distinto a lo esperado, especialmente tras una trepidante visita al Super Bowl de la temporada anterior, en la que se acarició la gloria, misma que se desvaneció a manos de una captura de Aaron Donald que selló aquel resultado. 


Tanto en la derrota contra Pittsburgh del juego inaugural, como en la del juego ante Dallas, han existido varías fallas de ejecución, tanto personales como colectivas, en las que sería fácil caer en la tentación de buscar un chivo expiatorio, sin embargo, buscando más profundo, no es difícil ver un factor que ha sido determinante en las grises actuaciones de un equipo que le alcanza para emparejar en los linderos del final del partido, pero que no le alcanza el aliento para cerrar el partido: el playcalling.


La selección de jugadas a la ofensiva tiene pocas variantes, no sorprende a la defensiva rival, y sí agregamos el factor de enfrentar a colosos de la categoría de Watt, Heyward, y Parsons, frente a una línea ofensiva que parece aún no termina de fraguar, resulta que por más “tres y fuera” que force la escuadra de Lou Anarumo, nunca será suficiente para ganar los partidos. 


Para muestra un botón: en el juego inaugural 16 de las 18 ocasiones en que Burrow se colocó detrás del centro, de trató de jugadas de carrera, intentos que por cierto, rindieron más frutos por el centro que afuera de los tackles, en los que no sólo se obtuvieron raquíticos avances, sino que incluso también hubieron pérdidas. 



Contra Dallas, la historia no fue diferente; los vaqueros se atrevían a presionar con poco personal en ocasiones, variando de Cover 2 a 4-4 en momentos de la jugada para asegurar la línea media detrás de los linieros, donde unos Bengals carentes de profundidad siempre buscaban slants o trayectoria cruzadas que funcionaron por momentos, más por el talento de Chase y Higgins que por ser un planteamiento acertado. Incluso, Burrow tuvo que llamar a un tiempo fuera que no estaba en el script durante el desarrollo del tercer cuarto para pedir que no se mandaran más formaciones “empty”. 


Cincinnati no ha descifrado su estilo ofensivo de esta temporada. Algunos culparán a la falta de acción en pretemporada para los titulares, otros a la apendectomía a la que fue sometido Joe Burrow al inicio de los campamentos y otros incluso a Frank Pollack, cuya cuenta regresiva no parece estar haciendo tic toc aún, tras dos juegos de temporada regular; sin embargo, estas situaciones difícilmente serían temas de conversación con un playcalling más ingenioso y menos predecible. 


Quienes estén confiando en un “flan” en la visita a Nueva York deberán mirarse en el espejo del mismo juego de la temporada pasada, y pensar en la confianza con la que se llegó al juego de hoy. Bengals, y especialmente Zac Taylor tiene muchos ajustes por hacer de no querer cumplir el viejo adagio del equipo que pierde el Super Bowl. 

Orson Ge

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